martes, 25 de junio de 2013



EXAMEN


 A.- OBJETIVOS DE LA REDES SOCIALES

1. ES MEJORAR LA COMUNICACION ESTRE SUS USUARIOS
2.PROMOVER LA EMPRESA
3.Y MEJORAR EL USO DE LAS FUENTES DE NETAS DE USO

PARA OBTENER OBJETIVOS EN UNA RED SOCIAL SE DEBE TENER EN LINEA DE OBJETIVOS DEFINIDOS PERO CON LA MAYOR  RED DE CONTRIBUIDORES JAMAS VISTA. CON ESTAS PODRAS POSTEGAR CUALQUIER DE TUS PUBLICACIONES  EN CUALQUIER PAGINA WED.
LOAS REDES SOCIALES ADEMAS BUSCAN OFRECER UNA FORMA DE COMUNICACION QUE PERMITE QUE LOS CLIENTES NOS HAMBLEN SOBRE TEMAS QUE QUIZAS EN PERSONAS NO TRATARIAN. ADEMAS, EL HECHO DE UTILIZAR EL ORDENADOR O EL MOVIL PARA REDACTAR EL MENSAES HACE QUE LA EMPRESA Y EL CONSUMIDOR ESTEN EN LAS MISMAS CONDICIONES.



     B .- CARACTERISTICAS DE LAS REDES SEMANTICAS

 1.- NO TIENEN UN VOCABULARIO PREFIJO DE REPRESENTACION.
2.-REPRESENTACION EN PROCESAMIENTO DE LENGUAJE NATURAL
3.-FORMALISMO MAS LIMITADO PARA DOMINIOS MAS COMPLEJOS.
 
C.-  QUE SON LOS FORMAS GRAFICOS DIGITALES

 ES UN SOPORTE PARA METADATOS LOS CONVIERTEN EN UN FORMATO IDEAL PARA GUARDAR NUESTRAS FOTOGRAFIS EN UN FORMATO  DIGITAL.



 









martes, 28 de mayo de 2013

TRABAJO SOBRE EL ECUADOR


DROGRAFIA DEL ECUADOR
El Océano Pacífico en el Ecuador
El más grande del globo terrestre, baña las costas ecuatorianas, tanto continentales como insulares.
El Ecuador ejerce soberanía y jurisdicción exclusivas sobre una zona marítima de 200 millas, a la que se denomina Mar Territorial del Ecuador.
 

El centro principal de distribución de aguas son los
 Andes que forman dos vertientes: la que se dirige a la Costa y la otra a la Amazonía, convirtiendo a las zonas por donde cursan en fértiles regiones agrícolas.Representan un factor poderoso en la vida del ecuatoriano. A sus orillas se han levantado las más antiguas y valiosas civilizaciones. Son las arterias más importantes en la vida de sus pueblos. El Ecuador posee importantes sistemas hidrográficos.
Por ello, básicamente tenemos:

Ríos de la costa interna del Ecuador
: La costa interna o lluviosa presenta sistemas fluviales de importancia, pues sus ríos nacen de los deshielos de los Andes y se alimentan de lluvias.Se los agrupa en
El sistema fluvial del río Esmeraldas recorre 320 km., nace al suroeste de la hoya de Quito, de las vertientes del Illiniza, con el nombre de río San Pedro; recibe como afluentes al río Pita, río Chiche, río Pisque y río Machángara; toma el nombre de río Guayllabamba, sale de la hoya en dirección occidental y recibe nuevos afluentes como el río Ambi, río Blanco, río Yurimaguas, río Toachi, río Quinindé y río Viche, desemboca con el nombre derío Esmeraldas en el Océano Pacífico.
El sistema fluvial del río Guayas, es importante no sólo en la costa ecuatoriana, sino en la región occidental de América del Sur. Su recorrido es de norte a sur y riega una gran extensión. El río Guayas se forma de dos ríos importantes: el río Daule y el río Babahoyo (o río Bodegas) con sus afluentes del río Yaguachi, río Vinces y río Zapotal. El río Daule recibe las aguas del río Bobo(o río Macul), río Puca, río Paján, río Colimes, y río Pedro Carbo. En la provincia de El Oro, encontramos el río Jubones y el río Túmbez.


Río CarchiSus nombres están en íntima relación con las hoyas, cada uno de ellos representa el río principal que, con sus afluentes, forma el sistema fluvial de cada hoya.
Río Mira o río Chota

Río Putumayo (margen derecha)Teniendo como origen los nevados andinos descienden hasta encontrar la llanura para alimentar al río Amazonas, entre los más importantes podemos citar:
La Sierra ecuatoriana es la región que posee los más grandes e importantes lagos. La mayoría de ellos se encuentra en la provincia de Imbabura, razón por la cual también se la llamada “La Provincia de los Lagos”.
Los más importantes son:
Lago San Pablo (Cerca de Otavalo),
Lago Yaguarcocha (Cerca de Ibarra),
Lagos Caricocha y Guarmicocha (Nudo de Mojanda),
Lago Cuicocha (Faldas del Cotacachi),
Lago Cristococha (Faldas del Yanahurco de Piñán),

MONTES Y VOLCANES DE ECUADOR

Montañas de Ecuador

El relieve de Ecuador se ve condicionado por la cordillera de los Andes, que lo atraviesa de norte a sur y que genera tres unidades de relieve: la Costa, una amplia llanura de unos 300 m de altitud situada al oeste; la Sierra, más al este y ocupando una posición central dentro del país, que cuenta con dos ramales de los Andes: la cordillera Occidental, cuya máxima altitud es el Chimborazo (la montaña más alta de Ecuador con 6.267 m), y la cordillera Oriental, también con imponentes relieves, como el Antisana, el Cayambé y el Cotopaxi (este último, con 5.943 m de altitud, es el volcán activo más alto del mundo); y la región trasandina u Oriente, una gran meseta cubierta de densa selva ecuatorial y recorrida por una serie de afluentes de los ríos Marañón y Amazonas.

Otros listados de montañas

Ciudades del Ecuador

Azogues

Es una ciudad del Ecuador, capital de la provincia de Cañar, la ciudad es famosas por sus artesanías, especialmente por la manufacturación de los sombreros de Panamá y sus productos cerámicos aunque estos sean terminados y vendidos en Cuenca. A 35km de Azogues se encuentran la ciudad de Cuenca, uno de los sitios más visitados del Ecuador.

Guaranda

Guaranda es la capital de la provincia de Bolívar y rodeada por site colinas. Aunque sea la capital de esta provincia agrícola, es sin embargo una pequeña ciudad. Siete colinas rodean Guaranda, inspira a sus habitantes a llamarla la “Roma de Andes”, sus casitas cubiertas de tejas, sus calles estrechas y el calor humano de sus gentes son la mejor acogida a los turistas que disfrutan de paz y la proverbial fraternidad de sus habitantes.
En la ciudad se comercializa los productos de la zona como la panela, aguardiente, lana, y tejidos.
El carnaval de Guaranda es muy popular - llega gente de todas partes de la provincia y del Ecuador para disfrutar de las festividades rurales con sus costumbres, coplas, desfiles y música típicas y que, por lo tanto, corresponde al folklore nacional.

Latacunga

Latacunga es la capital de Provincia Cotopaxi. Se encuentra en la sierra del país, nombre con el que se conoce a la cordillera de los Andes en el Ecuador, cerca del volcán Cotopaxi.
Sus festividades son reconocidas en todo el Ecuador. La "mama negra" se celebra por la fecha de las fiestas de fundación y es un sincretismo religioso que goza de mucho colorido, alegría y desorden público, pues los miles de turistas del país que llegan a esta gran fiesta, no sólo deleitan sus sentidos con la música, los disfraces y el baile de las comparsas que conforman la mama negra, sino del licor que es repartido sin medida y a cuantos lo pidan, pese a ese detalle, la fiesta se vive como la representatividad del puro folklore nacional.

Portoviejo

Esta ciudad grande es la capital de Provincia Manabi y es importante por el café, cattie y la pesca. Fundado el 12 de marzo de 1535, es una de las ciudades más viejas del Ecuador y es la sexta más grande.
En Portoviejo s se encuentran los centros regionales de casi todas las instituciones estatales, siendo el empleo público la principal fuente de recursos económicos.


·         Quito
·         Hoteles
·         Renta de autos
·         Guayaquil
·         Hoteles
·         Renta de autos
·         Cuenca
·         Hoteles
·         Renta de autos
·         Manta
·         Hoteles
·         Renta de autos
·         Galápagos
·         Islas
·         Fauna
·         Actividades
·         Cruceros


SITIOS TURISTICOS DEL ECUADOR
·         Teatro Centro Civico
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La construcción del Teatro Centro Cívico de la ciudad de Gayaquil daa de los años 70, que por diferentes motivos la construcción demoró 20 años y el teatro se inauguró el 25 de julio de 1990, con la presencia del entonces presidente Rodrigo Borja Cevallos.Desde entonces, había permanecido cerrado durante los últimos 8 años, y recientemente se reabre bajo la conducción de la Subsecretaría de Cultura.
 

·         Plaza San Francisco
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Construida sobre una pequeña colina, la plaza San Francisco ofrece hermosas vistas sobre los tejados del sur de Quito. Esta plaza, junto a la iglesia actual, fueron construidos entre 1536 y 1580. Se encuentra ubicada en el sitio donde existía el palacio del hijo del gobernante inca Atahualpa y que fue usado por siglos como centro comercial o tianguez.
 

·         La Virgen de Quito
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·         Parque Nacional Cuyabeno
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El Parque Nacional Cuyabenos es una Reserva de Producción de Fauna ubicado en la zona noreste de la Región Amazónica de Ecuador. En este santuario natural hay unas 12 mil especies de plantas y árboles registradas, unas 100 especies de mamíferos y alrededor de 600 tipos de aves. Este parque es considerado como un ejemplo del manejo responsable del turismo aventura y ecoturismo en Sudamérica.
 

·         Atardecer en Manta
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a ciudad de Manta es una ciudad que está de moda en Ecuador. En los últimos tres años Manta ha tenido un gran despliegue turístico, recibiendo a centenares de visitantes nacionales y extranjeros que llegan a disfrutar del sol, mar y de los platos típicos del lugar. Ubicada a 419 km. de Quito, y a 196 km. de Guayaquil.
 

·         Basílica del Voto Nacional
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Precioso wallpaper de la Basílica del Voto Nacional de noche, que es una de las obras más importantes de la arquitectura neogótica americana.Se encuentra ubicada en el centro de la ciudad junto al convento de los padres Oblatos. Tiene 115 metros de altura y está conformada por 24 capillas internas que representan a las provincias de Ecuador
 

·         Palacio de Carondelet
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El Palacio del Barón de Carondelet está ubicado en la ciudad de Quito y es un edificio que fue construido entre los siglos XVII y comienzos del XIX por el "Presidente de la Real Audiencia de Quito" (presidente del consejo real), Barón Héctor de Carondelet. Hoy en día es sede del gobierno de Ecuador y en las plantas superiores del Palacio viven el presidente y su familia. En el primer piso hay un precioso mural pintado por el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.
 

·         Baños
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Baños es una de las ciudades más turísticas de Ecuador. Esta ciudad vive del turismo, que es su principal actividad económica. Hay mucha naturaleza que rodea la ciudad. Se puede visitar varios ríos, casacadas, lugares selváticos y contemplar el volcán Tungurahua que se encuentra en estado activo. Es un muy buen lugar para hacer ecoturismo. Baños ofrece actividades como rafting, paseos en canoa, rapel, ciclismo,

MITOS Y LEYENDAS

 

Ecuador: tierra de magia

El Ecuador es un país de varias culturas, como los shuar de la Amazonía, a quienes pertenece la primera leyenda. Las otras pertenecen a la época colonial y republicana y abarcan tres provincias: Tungurahua, Pichincha –donde está la capital Quito-, e Imbabura, la provincia lacustre. Son parte de los libros Los dioses mágicos del Amazonas, Leyendas de Quito y Leyendas de Ibarra, como parte del proyecto Leyendas de Ecuador, del escritor Juan Carlos Morales Mejía.

El sapo Kuartam se transforma en tigre

Un shuar iba de cacería e incrédulo imitó el canto del sapo Kuartam, que vive en los árboles. “Kuartam-tan, Kuartam-tan”, lo retó en medio de la noche, pero nada pasó. “Kuartam-tan, Kuartam-tan, a ver si me comes”, dijo y rió. No lo hagas, le había dicho su mujer, porque puede transformarse en un tigre. No le creyó. Kuartam, el sapo, se convirtió en felino y lo comió. Nada se escuchó de su ataque, pero la mitad del cuerpo del shuar había desaparecido. Al alba, la muchacha decidió matar a Kuartam. Llegó hasta el árbol donde el batració cantó la noche anterior. Tumbó el árbol que al caer mató a Kuartam, que se había convertido en un sapo con un estómago inmenso. La mujer cortó rápidamente la panza de Kuartam y los pedazos del shuar rodaron por los suelos. La venganza no le devolvió la vida al shuar pero su mujer pudo contar que nunca es bueno imitar a Kuartam. A lo lejos de la tupida floresta se escuchó un nuevo: “kuartam-tan, kuartam-tan”, sin saber si era un sapo o un shuar a la espera de un tigre.

Las velas del amador

Don Juan Tenorio había llorado sobre la tumba de Doña Inés. Al final, acaso, había entendido que el Amor era una expiación. Por eso, en la escena del teatro se develaba una estatua. En medio de las sombras Doña Inés sale de su tumba y exclama: “Don Juan mi mano asegura/esta mano que a la altura/tendio tu contrito afán/y Dios perdona a Don Juan/al pie de la sepultura”.
Cuando el relato de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla, cruzó el mar desde España, el actor llegó tan maltrecho que se lo confundió con cualquier personaje entregado a los lances amorosos. Y había una diferencia: los donjuanes de América no sufrían por amor. Sin embargo el personaje se había convertido en sinónimo de buscador de aventuras amatorias y por eso no fue casual que en San Miguelito, en Tungurahua, el cazador de fragancias del pueblo sea conocido como Don Tenorio, olvidándose el de Juan, porque hasta el nombre no había podido desembarcar de España.
Este mozuelo llevaba una máxima: la empresa amatoria más ardua lo catapultaría a ser la admiración de todas las muchachas del pueblo. Por este motivo eligió a una hija de Maria, como se conocía a las doncellas que estaban con la profesión de beatas en el cuello. La joven llegaba temprano a la iglesia envuelta en una chalina negra y su cara cubierta de un velo casi imperceptible, aunque se podía intuir su cabellera larga. Don Tenorio la esperó con paciencia. Sabia que no hay diligencia mejor que la realizada con cautela.
La damisela declinó, al inició, la invitación pero ante los ruegos aceptó encontrarse en las primeras sombras de la tarde. Los jóvenes parecieron entenderse con las miradas. La mujer lo condujo hasta una casa apartada. Al cerrar la puerta una habitación mínima se develó ante la insistencia de un escaso fuego producido por siete velas. Las siluetas se proyectaron en las paredes ásperas con olor a tierra. Las sombras parecían disiparse y cuando Don Tenorio se acercó el leve resplandor se consumió. Las palabras se quedaron flotando en el aire. El joven llamó tiernamente a su futura amada pero no obtuvo respuesta. Después a tientas intentó localizar una cerilla pero fue inútil. Palpó la pared y tampoco encontró la salida.
Fue allí que comenzaron los fatigosos gritos envueltos en un eco bronco, en medio de una estancia oscura. Su cuerpo cayó al suelo sólo para comprobar que la tierra era más húmeda que antes. Para el tercer día Don Tenorio tenia la garganta lacerada y sus leves quejidos eran cada vez más distantes. Pero no dio tregua y siguió gritando mientras sus manos arañaban la pared, con rastros de sangre. Ese día el sepulturero del pueblo llegó mas temprano y escucho unas voces que salían de una tumba.
Antes de que el aliento se le termine llego hasta la casa del teniente político con la inesperada noticia y la cara desencajada como un mal agüero. Cuando los dos hombres se dirigieron al cementerio ya les acompañaba una muchedumbre ansiosa por escuchar las voces que salían del cementerio. El panteonero, junto con algunos vecinos, cavó rápidamente la fosa y en medio de terrones negruzcos apareció la cabeza de Don Tenorio, con los ojos lastimados por la luz.
Fue sacado al vilo y antes que pudiera decir nada se arrodilló delante de medio pueblo y pidió perdón por su único delito: burlador de mujeres. Los viejos de San Miguelito aun no se ponen de acuerdo en las versiones del hecho. Hay quienes aseguran que Don Tenorio entró en un convento; otros dicen que una alma del otro mundo se enamoró del mozuelo. Mas, en los textos de Zorrilla se puede encontrar una alegoría de lo sucedido en San Miguelito y es cuando la sombra de Doña Inés exclama:
Más tengo mi purgatorio
en este mármol mortuorio
que labraron para mí.
Yo a Dios mi alma ofrecí
en precio de tu alma impura
y Dios, al ver la ternura
conque te amaba mi afán
espera a Don Juan
en tu misma sepultura.

¿Hasta cuándo Padre Almeida?

Una mueca se desvaneció leve cuando el joven cura Manuel de Almeida divisó la altura de una de las ventanas y la mínima distancia de los muros, que a él –en su primer día en el convento- le resultaron tentadores. El joven acababa de egresar del noviciado y atrás –le pareció a él- había quedado las cuitas de amor doblegadas por las oraciones y los pasajes bíblicos. Ahora, entraba en la abadía franciscana de San Diego, construida como una suerte de retiro casi a las faldas del Pichincha y de amplias estancias donde el silencio era el dominante, ante el susurro de los rezos.
Hijo de Tomás de Almeida y Sebastiana Capilla, el muchacho lo primero que hizo al entrar en su oscura celda fue guardar bajo la estera sus naipes y extrajo de su hábito franciscano una carta perfumada. La abrió y releyó una caligrafía preciosa de evocadoras palabras de a un tiempo que parecía no pertenecerle más. Suspiró y tuvo la sospecha de esta aún enamorado... Pero ese amor que antaño le había empujado a entrar al convento se había transformado en un amor a los deleites mundanos. A él le ocurrió que esa expansión amatoria le prevenía de los peligros de ciertos ojos que casi había olvidado.
Pero se enfrentaba a dos realidades: ya no era novicio y ahora se encontraba en una casa de clausura y la puerta tenía unos goznes infranqueables, pero recordó el muro. El tonsurado se paseó muchos días por los jardines del convento hecho para místicos, fundado en 1597 por fray Bartolomé Rubio con el nombre de los Descalzos de San Diego de Alcalá, para que no quedara duda de que el monasterio no era solamente de retiro sino de clausura, donde los cilicios, que lastimaban sus carnes, y penitencias eran habituales.
El encapuchado iba cabizbajo, con el ceño duro, y estaba tan ensimismado que los otros religiosos se contuvieron de importunarlo por temor a distraer a un santo en ciernes. Una noche se encontraba en sus meditaciones, en las afueras de su celda. La Luna caía grave sobre el huerto y entre el movimiento de las ramas alcanzó a divisar a un monje que trepaba el paredón. Lo siguió después de procurarse una capa.
Detuvo al cura en fuga y comprobó que era fray Tadeo, quien tenía fama de taciturno y que exhalaba un olor a rosas debido a su candidez. El descubierto no tuvo más que aceptar que iría primero a la Cruz de Piedra. Mas, con los días de parranda que siguieron a esa notable noche, el fray Almeida supo que su conjurado acompañante tenía una manceba denominada Percherona, que vivía cerca del Sapo de Agua. Fue en esa casa donde el padre Almeida armado de una guitarra sacó más de un suspiro a las damas de la noche, especialmente –según los rumores- a Catalina:
Mujercita tan bonita,
Mujercita ciudadana,
que sales demañanita
al toque de la campana.
Mujercita tan bonita.
¿A dónde vas tan temprano?
Quién fuera el feliz curita
que te ve junto al manzano.
La animada concurrencia estaba integrada por una nutrida delegación de dominicos, agustinos y los representantes franciscanos que tenían un acto más: fray Tadeo era un interprete del arpa y con los fragores del licor sus melodías tenían la virtud de llevar a todos los religiosos y las muchachas a una apoteosis que parecía derramarse por el zaguán hasta inundar las callejuelas oscuras de Quito, la ciudad de las campanas.
Un amanecer fatal, los parranderos tardaron más de la cuenta en regresar al convento de San Diego y cuando franquearon la tapia fueron sorprendidos por el padre guardián quien puso el grito en el cielo y hasta allí acabó la fama de santo de fray Tadeo y fray Almeida fue conducido de las orejas a su celda. Después de entregarles sus respectivos látigos, los tonsurados permanecieron en sus celdas por ocho días mientras el resto de la congregación escuchaba los azotes de los curas penitentes. Las tapias del jardín fueron levantadas al mismo tiempo que el padre Almeida colocaba masas de pan para despistar las huellas que dejaron los latigazos en las patas de su maltrecha cama.
El franciscano no se avenía a la soledad, pero aún cuando recordaba los ojos de su Catita –como él la llamaba-, perdidos entre los talanes de la urbe. Una tarde, mientras se entonaban las loas en la capilla el cura jaranero tuvo una inspiración: divisó el enorme Cristo y dedujo que por su cuerpo de madera podía alcanzar el alféizar de la ventana y de allí escabullirse, desde el Coro, hasta llegar a la Capilla hasta respirar la humedad de la calle.
Fray Tadeo terminó sus días de juerguista cuando le dijo que una cosa era el premio de las noches junto a la Percherona pero otra muy distinta condenarse a los infiernos por profanar la figura de Nuestro Señor Jesucristo subiéndose por sus costados y que por nada del mundo aceptaría semejante pretensión, aunque –en honor a viejas noches de parranda- le prometió no abrir la boca eso sí augurándole un castigo que se cerniría sobre el cura Almeida por irse de jolgorio por el busto del Crucificado.
Fray Almeida lo tentó advirtiéndole sobre ese Dios benigno y piadoso que perdona a las pobres criaturas en sus deslices y flaquezas y que no hay oración que no pueda ablandar a Cristo, aunque tenga que servir de escalera. Fray Tadeo se quedó pensando en el sacrilegio del cura en el mismo instante en que el padre Almeida trepaba por el Cristo doliente para alcanzar el goce de bailar, jugar las cartas, cantar, zapatear y reír junto con los otros curas y ciertos ojos de una muchacha.
El Cristo le prestaba su hombro cada noche, aunque el fraile procuraba no mirarle a los ojos hasta llegar a sus citas clandestinas, en medio de abundante licor. Una madrugada, el monje llegó tan borracho que se descolgó por los brazos del Cristo y estuvo a punto de caer. ¡Cristo ayúdame!, le dijo balbuceando mientras su cuerpo se abrazaba a la imagen, llena de llagas y de ojos de vidrio, que no le impedían reflejar su ternura. Cerca al hombro del Crucificado escuchó una voz trémula: -¿Quosque tandem pater Almeida? Quedó suspendido el cura en los brazos de madera y yeso, y supuso que se trataba de una broma de algún hermano que al descubrirle lo retaba en latín. Hubo silencio. Miró los ojos de la imagen y los labios de la figura se movieron: -¿Quosque tandem pater Almeida?
Esas palabras en latín parecían repetirse en un eco que salía del Coro y que avanzaba sigiloso hasta contener toda la bóveda y después concentrarse en el embriagado cuerpo del cura Almeida, que logró bajarse del Crucificado para contestarle en el mismo idioma que servía no sólo para las misas. -Usque ad rediveam Domine... Manuel de Almeida amaneció en su resaca y recordó el suceso pero dedujo que no era otra cosa que el producto de su borrachera. Una y otra vez volvió a descolgarse de la cruz y escuchar las quejas del Cristo y su misma respuesta se sucedió en varias noches, porque el cura parecía pertenecer más al mundo de los goces que de las constantes penitencias que sus hermanos enclaustrados. El Cristo tampoco desfalleció en su intento y lo retó en castellano: -¿Hasta cuándo padre Almeida? -Hasta la vuelta Señor, fue la contestación del fray que muy contento se dirigió a una noche más de aventuras deliciosas.

 

Brujas sobre Ibarra

Desde arriba del Torreón, la ciudad, en las noches de luna, parecía una maqueta parda llena de tejados, que guardaban jardines atiborrados de buganvillas, nogales e higos. Más arriba, en cambio, se distinguían las palmeras chilenas: enjutas y lustrosas, pese a la intensidad nocturna y las exiguas farolas, alumbradas con mecheros que –de cuando en cuando- eran revisados por el farolero, envuelto en un gabán descolorido que no impedía apreciar su silueta recorriendo esa luz mortecina que golpeaba las paredes de cal.
Más arriba, aún, el parque de Ibarra era un minúsculo tablero de ajedrez sin alfiles, donde destacaba el añoso Ceibo, plantado tras el terremoto del siglo XIX y que –según decían- sus ramas habían caminado una cuadra entera. La noche caía plácida sobre la enredaderas y la luna parecía indolente a las sombras que pasaban, pero que no podían ser reflejadas en las piedras. ¿Quiénes miraban a Ibarra dormida? ¿Quiénes tenían el privilegio de contemplar sus paredes blanquísimas engalanadas con los fulgores de la luna? ¿Quiénes pasaban en un vuelo rasante como si fueran aves nocturnas? ¿Quiénes se sentaban cerca de las campanas de la Catedral a mirar los tejuelos verdes y las copas de los árboles?
No es fácil decirlo: unas veces eran las brujas de Mira, otras las de Pimampiro y muchas ocasiones las de Urcuquí. Eran una suerte de correos de la época, acaso a inicios de siglo, que viajaban abiertas los brazos, por los cielos estrellados de Imbabura. Por eso no era casual que las noticias –que por lo general se tardaban en llegar cuatro días desde Quito- se conociera más aprisa en los corrillos de estas tres poblaciones unidas por un triángulo mágico: que ha iniciado la revolución de los montoneros alfaristas, que el Congreso ha sido disuelto, que llegaron las telas de los libaneses o que fulano ha muerto.
Todas noticias importantísimas que –de no ser por las voladoras- hubieran llegado desgastadas. Pero, a diferencia de lo que se cree de las brujas, que van en escoba, llevaban un traje negro y tienen la nariz puntiaguda, las del sector norteño ecuatoriano poseían trajes blanquísimos y tan almidonados que eran tiesos. Por eso cuando las voladoras pasaban los pliegues de sus vestidos sonaban mientras cortaban el viento. Algunos las tenían localizadas.
FLORA Y FAUNA

Riqueza de vida vegetal y animal

En los múltiples ámbitos climáticos, la vegetación varia notablemente y se observan asociaciones que van desde las sabanas xerófilas hasta la selva pluvial. A este panorama general, que corresponde a las variaciones ya observadas desde algunos parajes semidesérticos de la Costa hasta el ambiente ecuatorial húmedo del Oriente, se deben añadir los contrastes derivados de las diversas alturas del terreno, sobre todo en la Sierra, hasta llegar a los "pajonales" de los páramos y a la ausencia de vegetación en las cimas. 
En el sector septentrional de la Costa -Esmeraldas y el norte de Manabí- las copiosas lluvias favorecen el desarrollo de frondosas selvas tropicales, dentro de las cuales se aprecian árboles de maderas finas, árboles de caucho, ceibos (lana vegetal), tagua (marfil vegetal), banano, fibras como las de abacá y toquilla, utilizada esta última para elaborar sombreros que reciben buena acogida en los mercados exteriores. Las planicies de la cuenca del Guayas son aún más fértiles por estar expuestas a inundaciones y se explotan para pastos, que sostienen una apreciable riqueza ganadera, y para cultivos de arroz -elemento básico de la alimentación-, de algodón, cacao, banano, etc. Avanzando en dirección meridional y también hacia la península de Santa Elena, la escasez de las lluvias es causa de que sobre los relieves más acentuados sólo se aprecien bosques de hoja caduca, entre los cuales hay sabanas de yerbas durísimas. Sin embargo, el riego artificial y el uso de otros medios, ha tornado factible que en la provincia de El Oro, con la que se cierra por el sur la Costa, surjan enormes plantaciones de banano, fruta que en su mayor parte se destina a la exportación. 

Los bosques cubren los flancos de la cordillera, hasta los 2.000 m de altitud aproximadamente. Después se encuentran los niveles que corresponden a las "hoyas" interiores templadas, que se muestran aptas para la subsistencia de ganado productor de leche y para cultivo de maíz, algunos frutales, trigo, patata, sí bien toda la región acusa los graves estragos de la erosión. Más arriba se llega a los páramos cubiertos de yerbas y matorrales, a los que luego sustituyen los "pajonales", gramíneas conocidas localmente bajo el nombre de "paja" , que ofrecen alimento para el ganado.